martes, 9 de junio de 2015

El delantero sin gol


EL DELANTERO SIN GOL
 
Javier Arizmendi como jugador del Valencia
En plena efervescencia del conflicto Quique-Carboni, el Valencia empezó a trabajar en la plantilla para la temporada 2007/2008 sin tener una idea clara de quién era el que tomaba las decisiones a la hora de fichar, vender o renovar contratos, y para más inri, el presidente Juan Soler tampoco tenía el carácter ni la capacidad para poder gestionar el área deportiva, aparte de la económica como acabó demostrando el tiempo.

Aún así el Valencia empezó a reforzarse. Uno de los primeros en llegar fue el central Alexis Ruano, procedente del Getafe, un central al que se le presuponía un gran futuro. Pero el fichaje que más sorprendió en aquella época fue el de un delantero que venía de hacer la mejor temporada de su carrera en el Deportivo de la Coruña hasta ese momento y que le hizo debutar con la Selección Española de la mano de Luis Aragonés en Old Trafford contra Inglaterra, a pesar de haber marcado sólo 5 goles en todo el año. En su defensa, también se debe argumentar que solía jugar como extremo en banda derecha en Riazor, lo cual le quitaba protagonismo en el área. Ese delantero era Javier Arizmendi.

Se trataba de un delantero espigado (medía 1.89 de altura), con buenos movimientos a pesar de su altura pero cuya capacidad para marcar goles era escasa para ocupar la posición que ocupaba. Es por eso que muchos entrenadores prefirieron colocarlo en la banda derecha, donde podía explotar su velocidad y su gran capacidad de trabajo.

La verdad es que sus comienzos fueron prometedores. Producto de la cantera del Atlético de Madrid, tuvo que buscarse la vida en el Racing de Santander, cedido por los colchoneros, para poder disfrutar de minutos. En 2005 se proclamó campeón de los Juegos del Mediterráneo en Almería con la Selección sub-21. Curioso mencionar que en las celebraciones por aquel título, Arizmendi posó con una bandera de claro color franquista aunque él arguyó que fue una bandera que le lanzaron desde el público. Ese mismo año fichó por el Deportivo, jugando dos buenos años antes de captar la atención del por aquel entonces entrenador del Valencia Quique Sánchez Flores, con quien compartía agencia de representación. El Atlético de Madrid recuperó al jugador para, semanas después, ser vendido al Valencia por nada menos que 7 millones de Euros.

A pesar de ser un habitual en los planes, primero de Quique y más tarde de Koeman, su temporada fue un decepcionante. Es cierto que tuvo dos momentos álgidos con la elástica valencianista. El primero de ellos fue en el Santiago Bernabeu, en un encuentro que iba empatado 2-2, Arizmendi recorrió la banda derecha con una gran velocidad, superó a Cannavaro y engañó a Casillas marcándole por su palo. Ese gol le dio la victoria a un Valencia que deambulaba por la tabla y suya permanencia en Primera División empezaba a estar en entredicho. El otro momento fue cuando Ronald Koeman decidió, en el último momento, alinear a Arizmendi y dejar en el banquillo a Joaquín en la final de la Copa del Rey. Arizmendi jugó un buen partido y estuvo cerca de marcar el primer gol de la final pero Mata le quitó el balón y remató con la cabeza para adelantar al Valencia en el marcador. 
 
Después de la destitución de Koeman, quien le dio muchos minutos aunque quizá, debido a su mala relación con Joaquín, Arizmendi perdió protagonismo y en la pretemporada de la temporada 2008/2009, fue traspasado al Real Zaragoza, equipo de Segunda División, recuperando parte de la inversión, pagándole unos 4 millones al Valencia. Aún así, fue un dinero que el Valencia no logró ingresar en su totalidad debido a que el club maño entró en ley concursal el año siguiente.

En Zaragoza jugó una gran temporada en la segunda categoría del fútbol español (9 goles) consiguiendo el ascenso pero en su retorno a Primera, Arizmendi volvió a bajar sus registros y en 2010 firmó por el Getafe, que después de un mal año, decidió cederlo al Neuchatel suizo y al Mallorca, respectivamente. En 2013 volvió al Deportivo, esta vez en Segunda División, pero su segunda experiencia en Riazor fue frustrante. Después de salir de Coruña, Arizmendi ha estado entrenando para poder encontrar un acomodo en algún club pero no ha recibido ninguna llamada interesante para hacerse con sus servicios y, con sólo 31 años, todo hace indicar que su retirada no está muy lejos. 

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