martes, 28 de abril de 2015

El que pudo ser y nunca fue


EL QUE PUSO SER Y NUNCA FUE 
Zahovic celebrando un gol junto a Juan Sánchez

Esta historia se remonta a la primavera de 1999. En Liga, el Valencia marcha en puestos Champions y en la Copa del Rey espera una apasionante eliminatoria ante el Real Madrid de John Benjamin Toshack en semifinales. Mientras tanto, la secretaría técnica del club encabezada por Javier Subirats, empieza a trabajar en la plantilla de la siguiente temporada y uno de los primeros nombres que salen a la palestra es el del esloveno Zlatko Zahovic. Se trataba de un mediocentro ofensivo habilidoso, con una evidente facilidad goleadora y, a sus 28 años, en la plenitud de su carrera.

Pero había un problema importante a la hora de afrontar aquella negociación. El futbolista pertenecía al Porto y su máximo mandatario es, aún hoy en día, un hueso duro de roer: nada menos que Pinto da Costa. El club ya lo sufrió en sus carnes en aquella época cuando también intentó hacerse con los servicios del sempiterno Jardel. El mandatario portugués demandaba por Zahovic una cantidad desorbitada para las posibilidades del Valencia pero todo cambió cuando el esloveno intentó hacer presión para ir a Mestalla. En ese mismo momento Pinto da Costa, con un enojo más que notable, afirmó que Zahovic nunca jugaría en el Valencia y, acto seguido, traspasó al jugador al Olympiakos griego.

El futbolista esloveno vivió un año complicado en Grecia. Su irregularidad y su carácter díscolo tampoco ayudaron. Disputó una notable Eurocopa en Bélgica y Holanda con Eslovenia en junio del año 2000. El Valencia nunca le perdió de vista y en la primavera del año 2000 logró por fin hacerse con sus servicios a cambio de unos 6 millones de euros (1000 millones de pesetas en la época).

Fue una de las grandes incorporaciones del subcampeón de Europa junto a las de Carew, Baraja, Ayala, Diego Alonso o Deschamps. Pero su complicado carácter pronto chocó con el entonces entrenador del Valencia, el argentino Héctor Cúper. El técnico de Chabás le dio pocos minutos y poca confianza en los primeros meses de competición y el esloveno acabó perdiendo la paciencia cuando el Valencia, en el mercado de invierno, desembolsó más de 20 millones de euros por la promesa argentina de River Plate Pablo Aimar. La cantidad de minutos disminuyó considerablemente pero nunca terminó de salir de los planes de Cúper y ejemplo de ello fue la tarde-noche del 23 de mayo de 2001. El Valencia disputaba la final de la Champions League por segunda vez consecutiva en San Siro ante el Bayern de Munich. Corría el minuto 66 del encuentro y Héctor Cúper decidió introducir al esloveno en lugar de Juan Sánchez. Fue en ese momento cuando Zahovic tuvo la oportunidad de convertirse en el futbolista más importante de la historia del Valencia. Durante la prórroga, con 1-1 en el marcador y con la regla del gol de oro en curso (quien marcaba, ganaba), en una jugada embarullada en el área de Kahn, el balón le llegó a Zahovic que tenía la oportunidad de marcar a puerta vacía el gol que le hubiese dado la orejona al Valencia. Pero falló. Se trastabilló con el balón y Kahn se lo arrebató sin problemas. Más tarde tuvo su segunda oportunidad en la tanda de penaltis. Con el Valencia liderando el marcador en la tanda, Zahovic se decidió a tirar el tercer lanzamiento por parte del equipo blanquinegro. Si marcaba, el Valencia acariciaría la orejona una vez más. Volvió a fallar. Tomó poca carrerilla y Kahn paró el lanzamiento.

Zahovic fallando su penalti en la tanda de la final de la Champions League 2001
El resto de la historia es de sobra conocida. El Bayern se alzó con el título y el viejo continente le sigue debiendo una Copa de Europa al Valencia. Después de aquella final, en un movimiento inteligente por parte de Subirats, Zahovic volvió a Portugal y se marchó al Benfica en un trueque que trajo a Carlos Marchena al Valencia. Se fue sin pena ni gloria cuando pudo haber sido el jugador que le hubiese dado el título más importante del mundo al Valencia. Pero salió por la puerta de atrás y los cuatro años restantes de su carrera los pasó sin pena ni gloria en el Benfica, con una expulsión de por medio de la expedición de Eslovenia en el Mundial del 2002 en Corea del Sur y Japón, después de insultar a su seleccionador Srecko Katanec tras ser sustituido en un partido. Se retiró en 2005 y actualmente trabaja como director deportivo en el NK Maribor de Eslovenia.

Zahovic en la actualidad