martes, 16 de junio de 2015

El tornado inofensivo


EL TORNADO INOFENSIVO
Diego Alonso celebrando un gol con el Valencia
El Valencia logró retener en el verano de 1999 a la gran estrella de la entidad por aquella época: Claudio López. Hubo muchos rumores que colocaron al argentino en el Calcio italiano e incluso se creyó que el jugador tenía un acuerdo con el Atlético de Madrid para jugar de nuevo a las órdenes del hasta entonces entrenador del Valencia, Claudio Ranieri.

Se convenció al futbolista, se supone, con la promesa de aceptar alguna oferta que fuera lo suficientemente interesante para el jugador y para el club en el futuro. Y así fue; en otoño del mismo año, la persona que ejercía como consejero delegado del club y que tenía poderes de presidente, Manuel Llorente, llegó a un acuerdo con la Lazio italiana para traspasar al argentino en el verano del año 2000 por nada menos que 35 millones de Euros.

El Valencia, por tanto, necesitaba firmar un recambio que pudiera sustituir al goleador argentino. El primero en llegar fue el noruego John Carew pero, aún así, el club decidió apostar por un delantero uruguayo, de 25 años, procedente del Gimnasia y Esgrima de La Plata argentino: Diego Alonso, al que apodaban “el Tornado”. Venía de marcar 17 goles en el campeonato argentino aunque la afición valencianista miraba con recelo el fichaje, ya que se trataba de un delantero desconocido que llegaba tarde a Europa, ya que la mayoría de sudamericanos que despuntaban solían cruzar el charco a una edad más temprana. Además, su andadura con la selección uruguaya había sido bastante limitada. Y, por último, su precio no fue bajo precisamente: 7 millones de Euros.

Se trataba de un delantero oportunista, con una altura, 1’88, que le permitía ir muy bien de cabeza, y que era un luchador incansable.

Ni Carew ni Alonso tenían unas características similares a las de Claudio López, lo cual provocó que el juego del equipo se volviera más defensivo y en el que el sistema táctico se imponía sobre el resto de aspectos del juego.

Aún así, su comienzo de temporada fue prometedor, especialmente lo que demostró en el partido de vuelta de la previa de la Liga de Campeones, marcando dos goles al Tirol Innsbruck austríaco, demostrando ser un cazagoles clásico. De todas formas, el uruguayo empezó la temporada desde el banquillo debido a la gran forma en la que arrancaron el año tanto Carew como Juan Sánchez, que se complementaban en ataque de manera extraordinaria.
 
Diego Alonso sólo fue capaz de anotar dos goles en Liga, ambos en Mestalla contra el Rayo Vallecano y el Numancia. En la Champions League, en cambio, sí que tuvo más puntería, al marcar cuatro tantos en los diez partidos que disputó. Poco a poco el técnico argentino Héctor Cúper le fue restando protagonismo y el uruguayo no disputó ni un solo minuto en el último mes de competición.

Tras una temporada aciaga, el uruguayo fue cedido al Atlético de Madrid, por aquel entonces en Segunda División, formando una gran pareja en ataque junto a un jovencísimo Fernando Torres. Alonso fue el máximo goleador de la competición y logró el ascenso a Primera División con el Atlético. 

Sin embargo, eso no le valió para volver al Valencia, reciente campeón de Liga, y fue cedido nuevamente, esta vez al Racing de Santander, donde jugó una mala temporada y sólo logró un gol.

En el verano siguiente, el Valencia intentó incluirlo en un trueque con el Sporting de Portugal para conseguir al joven Cristiano Ronaldo pero el club lisboeta rechazó la propuesta. Así, fue cedido al Málaga, donde volvió a tener una temporada bastante irregular, anotando sólo seis tantos.

Finalmente, Diego Alonso se desvinculó del Valencia y empezó una andadura que le llevó a México, China, Uruguay, Argentina (en su ex equipo Gimnasia y Esgrima) y un retorno fugaz en España con el Murcia, en Segunda División.

Actualmente es técnico del Pachuca mexicano después de haber entrenado en su Uruguay natal y también en Paraguay.
Diego Alonso como entrenador
 

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