CUANDO EL PUPILO SE CONVIRTIÓ
EN JEFE
Quique Sánchez Flores y Amedeo Carboni |
Al mismo tiempo,
otra leyenda del club, Amedeo Carboni, se disponía a disputar su última
temporada como profesional. El italiano había renovado el año anterior por dos
temporadas, cobrando en esos dos años lo que hubiera ganado en uno sólo, es
decir, dividiéndose el sueldo. Pero con 40 años, sabía que estaba cerca su retirada
como futbolista.
La temporada
2005/2006 fue bastante positiva a nivel deportivo (clasificados para la
Champions League con dos jornadas de antelación) pero abrió una grieta que
afectaría de manera inmediata al club y a los aficionados. Desde el primer
momento Quique y Carboni, que tenían temperamentos fuertes, no congeniaron.
Además, Quique le daba minutos a Moretti y a Fabio Aurelio, dejando como
tercera y casi inédita opción al lateral de Arezzo. Al final sólo disputó 5
partidos de Liga, un bagaje muy limitado para un jugador acostumbrado a jugarlo
todo. Al ver que tenía tan pocas opciones de jugar, Carboni aprovechó y se sacó
el título de dirección deportiva, haciendo viajes esporádicos a Madrid para
poder acudir a clase. Como era previsible, Carboni terminó la temporada
retirándose y recibiendo una gran ovación de Mestalla, no así de sus compañeros
quienes, salvo alguna excepción, dejaron al italiano sólo en el césped
despidiéndose de la hinchada valencianista.
Carboni en su despedida como jugador en Mestalla |
Carboni nunca tuvo un agente en su etapa como futbolista del Valencia por lo que se caracterizó por no conceder a los representantes más de lo que se estipulaba legalmente. Eso le acarreó algunos problemas, principalmente cuando se tuvo que negociar la renovación de Ayala, con quien no había hecho buenas migas en el vestuario años atrás. A Quique tampoco le hizo mucha gracia, ya que su relación con Carboni no era buena y vio como de la noche a la mañana, su pupilo se había convertido en su jefe. Además, advirtió que el italiano se había convertido en el ojito derecho del presidente.
Así pues, el
Valencia fue el principal perjudicado por esta confrontación. La toma de decisiones a la hora de fichar fue el primer pulso que tuvieron que dirimir
ambos. El primer conflicto se creó a la hora de buscar un extremo derecho. El
italiano empezó a negociar por el brasileño de la Roma Alessandro Mancini
quien, precisamente, había ido a Mestalla para disputar con su equipo el Trofeo
Naranja en verano. En la rueda de prensa post-partido, Quique tiró a la basura
aquellas negociaciones después de afirmar que no era el tipo de jugador que
quería para su equipo. Entretanto, el presidente Juan Soler había intentado el
fichaje de Cristiano Ronaldo pero dada su inviabilidad, Carboni siguió peinando
el mercado y puso sobre la mesa el nombre de sus compatriotas Franco Semioli
(Chievo Verona) y Marco Marchionni (Parma), ambos descartados inmediatamente por
el cuerpo técnico. Al final lograron ponerse de acuerdo en un nombre, el del
portugués del Benfica Simao Sabrosa. Pero cuando todo estaba prácticamente
cerrado y el jugador iba a ser presentado el día de la misma presentación del
Valencia ante su afición, su agente se descolgó pidiendo más dinero y Carboni,
reacio a aceptar presiones de los agentes, rechazó su fichaje. Al ver la
dificultad de firmar un jugador de banda derecha y ante la necesidad de atar un
futbolista de relumbrón, Juan Soler decidió tomar la sartén por el mango y
lanzarse a fichar, después de la negativa del Manchester United por Cristiano
Ronaldo, a Joaquín, del Betis, por el que desembolsó 25 millones de Euros,
avalados con su propio patrimonio.
Pero el conflicto
final vino con la posición de delantero. El club buscaba un jugador que
complementara a la dupla Villa-Morientes. Quique lo tenía claro, quería al
delantero del Espanyol Luis García pero Carboni tenía otros planes. Al italiano
no le gustaba el perfil del jugador perico y su precio era prohibitivo (más de
15 millones de Euros según algunas publicaciones). Por lo que, en su empeño de
firmar un compatriota, y a pesar de la negativa del cuerpo técnico, Carboni
fichó a Francesco Tavano por unos 10 millones. El punta transalpino había
logrado la nada desdeñable cifra de 19 goles con el modesto Empoli.
Quique fue coherente
y apenas utilizó al delantero italiano en la rotación del equipo, a pesar de
las muchas lesiones que estaba sufriendo la plantilla. Además, aprovechó el
hecho de que Tavano había llegado bajo de forma y con un ligero sobrepeso.
Tampoco ayudaba la personalidad reservada del jugador, que apenas tenía
relación con sus compañeros. Al final sólo jugó 221 minutos divididos en 6
partidos (ningún gol) antes de hacer las maletas y volver a Italia en enero,
siendo cedido a la Roma.
Francesco Tavano durante uno de sus pocos partidos con el Valencia |
El Valencia acabó
consiguiendo el objetivo principal de volver a clasificarse para la Liga de
Campeones y el presidente acabó llegando a la conclusión de que debía decidirse
por uno de los dos, por el bien de la estabilidad del club. Cuando todos
esperaban que eligiera al italiano, Soler acabó apostando por el entrenador
madrileño, aunque meses después acabaría destituyéndolo.
La última
confrontación entre ambos tuvo lugar una vez Carboni ya estaba fuera del club.
En un movimiento inteligente, el italiano había logrado firmar a un joven
futbolista de la cantera del Real Madrid: Juan Mata. El jugador había rechazado
todas las ofertas de renovación del club madridista y Carboni le ofreció la
posibilidad de tener minutos en el primer equipo del Valencia. Así pues, lo
firmó sin tener que pagar ningún traspaso, ya que su contrato expiraba ese
mismo año, y en contra de la opinión del cuerpo técnico valencianista. Hay
rumores que dicen que Quique no le dio minutos porque fue Carboni el que había
apostado por él, y otros aún peores que dicen que, al negarse Mata a renovar
con el club merengue, Míchel, entrenador del filial madridista y buen amigo de
Quique, le había recomendado al entrenador valencianista no alinear al jugador.
Pero todo eso son conjeturas. Al fin, la historia dice que Quique apenas le dio
protagonismo y fue el holandés Ronald Koeman quien sacó al joven de su
ostracismo y lo ayudó a desarrollar su potencial.
Juan Mata celebrando un gol en su primera temporada con el Valencia |
Al final, esta
confrontación entre Quique y Carboni fue sólo el aperitivo de conflictos mucho
mayores que ocurrieron meses más tarde y que acabaron con el Valencia en los
puestos peligrosos de la tabla clasificatoria, demasiado cerca del descenso.
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