martes, 19 de mayo de 2015

Unas elecciones y un café


UNAS ELECCIONES Y UN CAFÉ

Cristiano Ronaldo en su etapa con el Sporting de Portugal

Hoy en día Cristiano Ronaldo es considerado como uno de los mejores jugadores del mundo junto a Messi. Unos prefieren al portugués y otros al argentino, dependiendo de los colores de cada uno, pero ambos quedarán como dos de los mejores de la historia y los amantes del fútbol hemos tenido la suerte de verlos coincidir. Pero uno de ellos estuvo cerca de vestir la elástica valencianista, y ese fue el luso.

Corría la temporada 2002/2003 y un talento empezaba a emerger en el Sporting de Portugal. Ya su debut prometía, ya que a sus 17 años, después de una serie de regates y bicicletas y con una velocidad y potencia descomunales para un chico de su edad, marcaba un golazo contra el Moreirense. Era el 7 de octubre de 2002.

Primer gol de Cristiano Ronaldo como profesional
 
Debido a su edad, tuvo actuaciones irregulares (25 partidos y 3 goles en la liga portuguesa) y pecaba de individualista pero su calidad era evidente a poco que tocaba el balón. Gracias a eso, llamó la atención de las secretarías técnicas de todos los grandes clubes europeos y el Valencia no iba a ser menos, ya que por aquel entonces venía de ser subcampeón de Europa en los dos años anteriores y de ganar la Liga en ese mismo año.

Aquel fue un año de transición en el Valencia y se vislumbraba otro momento convulso a nivel social y deportivo. El equipo se había quedado fuera de la Liga de Campeones al quedar 5º en la Liga y todo el valencianismo temía la marcha de sus estrellas. Y para colmo, había una lucha accionarial encarnizada entre el empresario Bautista Soler y el ex-presidente Paco Roig, quien se presentó con una campaña llamada Cor i Força, con el apoyo de antiguas estrellas como Kempes o Penev. Aquello desembocó en un simulacro de elecciones (el Valencia es una Sociedad Anónima Deportiva, lo cual significa que gobierna el que más acciones tiene, no quien consigue más votos en unas urnas), en el que ambos empezaron a comprar acciones de otros accionistas a 600€ cada una, llegando incluso a los 1000€, una auténtica barbaridad, para tener el mayor número de títulos y conseguir el poder.
Paco Roig and Juan Soler
Y como en todas las elecciones en clubes de fútbol, empezaron a surgir nombres de futuribles para el club. En esas, Paco Roig, gracias a su amistad con el emergente representante portugués Jorge Mendes, consiguió una opción preferente por dos perlas del Sporting de Portugal: Ricardo Quaresma y el ya mencionado Cristiano Ronaldo, ambos en pack por unos 9 millones de euros, una ganga viendo el rendimiento del de Madeira. La única pega era que el acuerdo tenía fecha de caducidad, el 30 de mayo de 2003, y aquellos comicios se celebrarían a mediados del mes de junio.

Aún así, el Sporting y Mendes respetaron aquella circunstancia y decidieron esperar al día en el que se conociera al ganador. Por suerte o por desgracia, Paco Roig salió derrotado y la campaña de Bautista Soler logró comprar más acciones, alzándose con el poder. Soler decidió continuar confiando la presidencia a Jaume Ortí, a pesar del poco mando que tenía éste.

Aquella opción de compra caducó, y a pesar de que la nueva directiva intentó firmar a Ronaldo, llegando a los 6 millones más la cesión del uruguayo Diego Alonso, el club lisboeta rechazó la propuesta y la historia ya es conocida por todos. Ronaldo se quedó en el Sporting hasta que en un amistoso que jugaron los portugueses contra el Manchester United en el mes de agosto de 2003, con motivo de la inauguración de su nuevo estadio, el nuevo José Alvalade, el luso firmó un partido fantástico y dejó maravillado a Sir Alex Ferguson, el técnico del conjunto británico, que no dudó en desembolsar unos 15 millones de euros por el jugador. Por otro lado, Ricardo Quaresma terminó fichando por el FC Barcelona, pagando el club azulgrana 6 millones de euros por él, aunque su aventura española sólo duraría una temporada y terminaría dando tumbos, pasando por Italia, Turquía, Inglaterra e incluso los Emiratos Árabes, aparte de jugar en dos etapas con el Porto en la liga portuguesa.

Pero la historia no terminaba ahí. En el año 2006, el Valencia logró volver a la Liga de Campeones después de dos años ausente. Con dinero fresco (que luego resultó no serlo) y con una ambición desmedida, el club decidió que tenía que hacer un fichaje de relumbrón. El equipo ya se había reforzado con internacionales españoles como Morientes y Del Horno y el retorno de David Silva, y quería dar un golpe de efecto. La maquinaria se puso en marcha y las posibilidades se redujeron a un solo objetivo: Cristiano Ronaldo. Tres años después de haberlo podido fichar, Ronaldo ya era un jugador consagrado, con solo 21 años, y con un precio prohibitivo, por no hablar de la más que probable negativa del Manchester United para negociar ya que un club de ese calibre no tenía la necesidad de venderlo.

Aún así el Valencia decidió intentarlo y el mismo presidente Juan Soler se hizo cargo de las negociaciones de manera personal. El club consiguió que Jorge Mendes y el propio jugador escucharan la propuesta del club, lo cual muchos medios como el periódico Superdeporte, interpretaron que el jugador había dado el sí al Valencia.
Portada de Superdeporte anunciando que Cristiano Ronaldo había aceptado la oferta del Valencia
 Por otro lado, el club valencianista se puso en contacto con la marca que vestía al equipo por aquel entonces, la norteamericana Nike, ya que era la misma que patrocinaba (y lo sigue haciendo) al crack portugués. Se podía llegar a los 30 millones de euros para pagar el traspaso y el jugador tendría que rebajarse la ficha, a cambio de guardarse un porcentaje bastante alto de un futuro traspaso.
Como era previsible, el Manchester United rechazó la propuesta y algunos periodistas de la ciudad dijeron que el Valencia se había quedado a un café de ficharlo, muy cerca de conseguirlo. El jugador terminó de explotar en Old Trafford, siendo vendido al Real Madrid en 2009 por nada menos que 96 millones de euros y el Valencia terminó fichando como la estrella del proyecto a Joaquín Sánchez, procedente del Betis, por 25 millones, después de una dura negociación y sin ningún café de por medio.