EL DELANTERO SIN GOL
Javier Arizmendi como jugador del Valencia |
En plena
efervescencia del conflicto Quique-Carboni, el Valencia empezó a trabajar en la
plantilla para la temporada 2007/2008 sin tener una idea clara de quién era el
que tomaba las decisiones a la hora de fichar, vender o renovar contratos, y
para más inri, el presidente Juan Soler tampoco tenía el carácter ni la
capacidad para poder gestionar el área deportiva, aparte de la económica como
acabó demostrando el tiempo.
Aún así el
Valencia empezó a reforzarse. Uno de los primeros en llegar fue el central
Alexis Ruano, procedente del Getafe, un central al que se le presuponía un gran
futuro. Pero el fichaje que más sorprendió en aquella época fue el de un
delantero que venía de hacer la mejor temporada de su carrera en el Deportivo
de la Coruña hasta ese momento y que le hizo debutar con la Selección Española
de la mano de Luis Aragonés en Old Trafford contra Inglaterra, a pesar de haber
marcado sólo 5 goles en todo el año. En su defensa, también se debe argumentar
que solía jugar como extremo en banda derecha en Riazor, lo cual le quitaba
protagonismo en el área. Ese delantero era Javier Arizmendi.
Se trataba de un
delantero espigado (medía 1.89 de altura), con buenos movimientos a pesar de su
altura pero cuya capacidad para marcar goles era escasa para ocupar la posición
que ocupaba. Es por eso que muchos entrenadores prefirieron colocarlo en la
banda derecha, donde podía explotar su velocidad y su gran capacidad de
trabajo.
La verdad es que
sus comienzos fueron prometedores. Producto de la cantera del Atlético de
Madrid, tuvo que buscarse la vida en el Racing de Santander, cedido por los
colchoneros, para poder disfrutar de minutos. En 2005 se proclamó campeón de
los Juegos del Mediterráneo en Almería con la Selección sub-21. Curioso
mencionar que en las celebraciones por aquel título, Arizmendi posó con una
bandera de claro color franquista aunque él arguyó que fue una bandera que le
lanzaron desde el público. Ese mismo año fichó por el Deportivo, jugando dos
buenos años antes de captar la atención del por aquel entonces entrenador del
Valencia Quique Sánchez Flores, con quien compartía agencia de representación.
El Atlético de Madrid recuperó al jugador para, semanas después, ser vendido al
Valencia por nada menos que 7 millones de Euros.
A pesar de ser un
habitual en los planes, primero de Quique y más tarde de Koeman, su temporada
fue un decepcionante. Es cierto que tuvo dos momentos álgidos con la elástica
valencianista. El primero de ellos fue en el Santiago Bernabeu, en un encuentro
que iba empatado 2-2, Arizmendi recorrió la banda derecha con una gran
velocidad, superó a Cannavaro y engañó a Casillas marcándole por su palo. Ese
gol le dio la victoria a un Valencia que deambulaba por la tabla y suya
permanencia en Primera División empezaba a estar en entredicho. El otro momento
fue cuando Ronald Koeman decidió, en el último momento, alinear a Arizmendi y
dejar en el banquillo a Joaquín en la final de la Copa del Rey. Arizmendi jugó
un buen partido y estuvo cerca de marcar el primer gol de la final pero Mata le
quitó el balón y remató con la cabeza para adelantar al Valencia en el
marcador.
En Zaragoza jugó
una gran temporada en la segunda categoría del fútbol español (9 goles) consiguiendo
el ascenso pero en su retorno a Primera, Arizmendi volvió a bajar sus registros
y en 2010 firmó por el Getafe, que después de un mal año, decidió cederlo al
Neuchatel suizo y al Mallorca, respectivamente. En 2013 volvió al Deportivo,
esta vez en Segunda División, pero su segunda experiencia en Riazor fue
frustrante. Después de salir de Coruña, Arizmendi ha estado entrenando para
poder encontrar un acomodo en algún club pero no ha recibido ninguna llamada
interesante para hacerse con sus servicios y, con sólo 31 años, todo hace
indicar que su retirada no está muy lejos.