martes, 26 de mayo de 2015

Una temporada digna de estudio


UNA TEMPORADA DIGNA DE ESTUDIO
 
Los jugadores del Valencia celebrando la consecución de la Copa del Rey
 
Que el Valencia nunca ha sido una balsa de aceite, ni a nivel social ni a nivel deportivo, todo el mundo lo sabe. Siempre ha habido conflictos para conseguir el poder del club, múltiples dificultades financieras y conflictos a nivel deportivo que han deparado en crisis institucionales. Pero hubo un año, una temporada, en la que varios elementos se juntaron para que el club se desmoronara a nivel institucional y, sobre todo, a nivel deportivo. Y, aún así, el club salió adelante con un triunfo para el recuerdo.

Corría el mes de junio de 2007 y la lucha de poder a nivel deportivo ya era encarnizada. El entrenador era Quique Sánchez Flores, quien tenía una guerra declarada públicamente con el por aquel entonces director deportivo, Amedeo Carboni. Ambos leyendas del Valencia en su época como jugadores. El principal conflicto, como suele ser habitual en estos casos, residía en el poder para realizar fichajes y las relaciones que tenían ambos con pesos pesados del vestuario valencianista. Todo aquello desembocó en la creación de dos bandos, tanto en el equipo como en los aficionados.

La situación era insostenible y la persona que presidía el club en aquel momento, Juan Soler, no ayudó para solucionarlo. A Quique le restaba un año de contrato y el final de temporada no había sido brillante. Real Madrid y Barcelona no habían brillado y hubo aficionados y voces dentro del club que pensaban que, una vez lograda la clasificación para la Liga de Campeones, el equipo se había relajado y se había conformado con la cuarta plaza. Aparte de eso, el equipo cayó en cuartos de final de la máxima competición continental de manera muy dolorosa, ante el Chelsea en la prórroga. Muchos pedían la cabeza del entrenador. Por otro lado, Carboni había trazado una línea muy dura en cuanto a negociaciones y fichajes. No aceptaba que el entrenador se entrometiera en su trabajo y no era partidario de ceder ante representantes (él nunca tuvo uno durante su etapa como jugador), lo cual propició, por ejemplo, la marcha de Fabián Ayala al cambiar las condiciones de su renovación por el Valencia.
Quique en su época como entrenador del Valencia
Juan Soler dijo que a finales de junio acabaría decidiéndose por uno de los dos y cuando todos esperaban que el elegido fuera Carboni (el ojo derecho del presidente), al final se decantó por Quique. Prescindió del italiano en favor del técnico madrileño. Se firmó al ex-d­irector deportivo del Atlético de Madrid, Miguel Ángel Ruiz, el cual sí que tenía mayor capacidad de consenso con Quique. Se trajeron futbolistas del agrado del técnico, mayormente jugadores representados por el mismo agente de Quique por aquel entonces, como Arizmendi o Alexis, aunque tuvo que aceptar a jugadores fichados por Carboni antes de ser despedido, como Mata, Sunny o Hildebrand, a quienes no les dio mucha bola. También llegarían ese verano Helguera procedente del Real Madrid y Caneira, después de su cesión en el Sporting de Portugal.

Pero el principal brete vino a la hora de fichar un mediocentro. El Valencia necesitaba un recambio para Baraja, el cual venía arrastrando problemas físicos durante la temporada anterior. El Valencia tanteó varias opciones pero no parecía haber una directriz muy clara, ya que eran jugadores muy distintos. Se habló de que Carboni tenía un acuerdo por Wesley Sneijder pero que Quique lo echó por tierra diciendo aquello de que “no da el perfil”. Luego se intentaron los fichajes de Lucho González y de Kim Kallström pero ni el Porto ni el Olympique de Lyon rebajaron sus pretensiones. También se valoró la posibilidad de incorporar a Seydou Keita, del Racing Lens, que ese mismo año ficharía por el Sevilla y que jugaría en el Valencia en el año 2014; no se fichó porque, según palabras del director deportivo Miguel Ángel Ruiz, “con los nombres que se están barajando, si traigo a este desconocido me echan a gorrazos”. Días más tarde se intentó fichar a Van der Vaart, vistiéndolo incluso con la camiseta del Valencia, pero el Hamburgo se negó a negociar. Curioso que al final, tanto Sneijder como Van der Vaart firmarían por el Real Madrid. Finalmente llegaron a un acuerdo por el futbolista del Benfica, cedido en el Everton inglés, Manuel Fernandes. Un jugador más desconocido que los demás, con una calidad técnica tremenda pero perezoso y con una cabeza poco centrada. Se pagaron 18 millones de euros por un jugador que acabó fracasando y costándole al Valencia una fortuna. Durante esos días también se fichó al gigante serbio Nikola Zigic, que había triunfado en el Racing de Santander la temporada anterior con sus 2’02 m. de altura. También se pagaron otros 18 millones de euros por él y también fue otro fracaso.
Rafael Van der Vaart posando con la camiseta del Valencia
El equipo superó la previa de la Liga de Campeones contra el flojo Elfsborg sueco pero la Liga empezó muy mal, con derrota incontestable por 0-3 contra el vecino emergente, el Villarreal de Manuel Pellegrini. El juego tampoco ayudaba y la afición mostró su descontento con Quique, demostrando que su imagen estaba desgastándose a pasos agigantados. Aún así el equipo iba sacando los resultados a trancas y barrancas aunque las sensaciones no fueran buenas. En Champions League la situación no era mejor. Se ganó en Gelsenkirchen contra el Schalke 04 pero el Valencia cayó en casa contra el Chelsea y, aún peor, en Trondheim contra el flojo Rosenborg noruego. La puntilla la dio el Sevilla, que ganó con autoridad al Valencia en el Sánchez Pizjuán y provocó uno de los episodios más surrealistas de los últimos años, con el director de comunicación, vestido con una sudadera con capucha, anunciando la destitución de Quique Sánchez Flores a altas horas de la madrugada.

Los aficionados mostrando su descontento con Quique

La prensa empezó a sacar nombres como los de Marcello Lippi (campeón del mundo en 2006 dirigiendo a Italia) o José Mourinho (que había sido destituido recientemente en el Chelsea). Pero el recambio lo tenía más que claro el presidente Juan Soler: Ronald Koeman. En el sorteo de la Liga de Campeones, en agosto, el técnico holandés se dirigió al presidente y le dijo que con Quique nunca ganarían nada y que él sería la persona idónea. Tan volátil como pusilánime, Soler lo nombró entrenador del Valencia, a pesar de tener que pagar 3 millones de euros al club al que pertenecía Koeman, el PSV Eindhoven. Aparte de ofrecerle un contrato de larga duración con una ficha que doblaba la que tenía Quique. Óscar Fernández, técnico del filial valencianista, dirigió al equipo durante dos partidos antes de que el holandés se hiciera cargo. Una humillación contra el Real Madrid en Mestalla (1-5) y una victoria balsámica en Mallorca (0-2).

Ronald Koeman en su época como entrenador del Valencia
La llegada del holandés no solucionó el problema futbolístico ni anímico del club, más bien el resultado fue echarle más gasolina al fuego. El Valencia quedó apeado de la Liga de Campeones en el mes de diciembre y en la Liga el equipo iba cuesta abajo. Hasta que llegó el 18 de diciembre y todo explotó.

Ronald Koeman, de improvisto, por iniciativa propia y apoyado por Juan Soler, decidió apartar del equipo a tres pesos pesados de la plantilla, nada menos que David Albelda, Santi Cañizares y Miguel Ángel Angulo. Y muchos piensan que Joaquín y Vicente vendrían detrás, por su nefasta relación con Koeman, pero aquello hubiera sido muy exagerado. Eso no hizo más que dividir a la afición y al propio vestuario. El holandés nombró como capitanes a Rubén Baraja, Carlos Marchena y Marco Caneira.

Los días siguientes fueron una ebullición de ruedas de prensa, lágrimas y vergüenza. Todo hacía indicar que los tres se marcharían en el mercado de enero. De hecho, Albelda tuvo propuestas del Chelsea y del Villarreal pero le exigía al Valencia que le pagara lo que le restaba de contrato. El Valencia se negó y el jugador llevó a juicio al club. Al final se quedaron los tres y tuvieron que estar entrenando aparte del resto de compañeros durante tres meses; huelga decir que ya no fueron convocados nunca más por el entrenador holandés. Eso provocó que Albelda, un regular en la selección española, se perdiera la Eurocopa de 2008 que finalmente ganaría España de la mano de Luis Aragonés.

David Albelda tras ser apartado del equipo por Ronald Koeman
 
El club decidió invertir en dos nuevos jugadores pedidos por Koeman: su compatriota del Ajax Hedwiges Maduro, un mediocentro defensivo que venía a cubrir el puesto de Albelda, y que costó unos 3 millones de euros y el joven mediocentro creativo Ever Banega, procedente de Boca Juniors a cambio de 14 millones de euros, que venía a reemplazar a Manuel Fernandes, que tuvo que salir del club en el mercado de invierno debido a un escándalo nocturno que terminó con él en un calabozo. Los dos no aportaron gran cosa en lo que quedaba de temporada, a pesar de que Banega, de 19 años, demostraba a cuentagotas que podía ser un jugador que podía marcar diferencias.

El día siguiente al conflicto de Albelda, Cañizares y Angulo, el equipo viajó a Irún para emprender su andadura en la Copa del Rey, contra el Real Unión. Koeman, viendo que el equipo en Liga no estaba rindiendo bien, se puso como objetivo la competición copera, al decir que era el camino más corto para ganar un título. El Valencia se deshizo sin problemas del Real Unión y del Betis con Joaquín y Zigic jugando a un gran nivel. El siguiente rival sería el Atlético de Madrid y después de una victoria por la mínima en Mestalla, con gol de Silva, el equipo sufrió lo indecible y perdió 3-2 en el Vicente Calderón que le daría el pase a semifinales gracias al valor doble de los goles fuera de casa, y con una gran actuación de Timo Hildebrand y de un emergente Juan Mata, el más beneficiado por la llegada de Ronald Koeman, ya que con Quique estuvo prácticamente inédito.

Ahí fue cuando el equipo creyó que la Copa del Rey podría ser la salvación de una mala temporada y en semifinales tuvo que vérselas con el FC Barcelona de un Frank Rijkaard que ya estaba dando sus últimos coletazos como entrenador blaugrana. El Valencia salió vivo de milagro del Camp Nou y, aún así, el Barça marcó el empate a uno en el minuto 93 por medio de Xavi (Villa marcó para el Valencia). Mucho tuvo que ver el portero alemán Hildebrand, quien compensaba sus errores en Liga con fantásticas actuaciones en Copa; llegó a hacer más de veinte paradas en aquel partido. El partido de vuelta en Mestalla fue vibrante y se vivió una noche como hacía tiempo que no se vivía en el feudo valencianista. Con mucho sufrimiento, se ganó 3-2 y el Valencia se clasificó para la final de Copa del Rey. En la final esperaba el Getafe, vigente subcampeón de la competición.

Una final que tuvo lugar en el Vicente Calderón, lo cual creó controversia dada la evidente proximidad entre Madrid y Getafe. Aún así los jugadores del Valencia se conjuraron para ganar el título. En el minuto 10 el Valencia ya iba ganando 2-0 con goles de Mata y Alexis. El Getafe metió miedo al recortar distancias con un gol de Granero de penalti antes del descanso pero en los últimos minutos, cuando los azulones más apretaban para empatar el partido, un lanzamiento de falta magistral de Baraja hizo que el portero del Getafe despejara mal el balón y Morientes sólo tuvo que empujarlo con la cabeza para que el 3-1 final subiera al marcador. En una de las temporadas más extrañas de su historia, el Valencia había ganado un título, tenía la clasificación asegurada para la Copa de la UEFA y estaba a escasos puntos del descenso. Todo con un equipo construido para luchar por clasificarse para la Liga de Campeones y para pelear la Liga.
 

Durante este tiempo el Valencia volvió a dar una sorpresa inesperada, ganando al que a la postre sería campeón de Liga, el Real Madrid, en el Santiago Bernabeu por 2-3, con un gol de Arizmendi en el minuto 89 y una actuación soberbia de Timo Hildebrand. Otro hito más en una temporada que siempre se consideró como digna de estudio.

También digna de reseñar fue la dimisión de Juan Soler. Cansado de que todas las culpas fueran hacia él, decidió primero dejar de acudir a Mestalla y unos meses más tarde presentó su renuncia. Su consejero Agustín Morera le sustituyó hasta el final de la temporada.

Koeman fue destituido cinco días después de proclamarse campeón de la Copa del Rey, tras caer 5-1 en San Mamés contra el Athletic. La situación deportiva era más que peligrosa y el vestuario necesitaba ese cambio. El delegado del equipo y ex-jugador del Valencia, Voro, cogió las riendas del equipo para las últimas cinco jornadas, consiguiendo cuatro victorias, una de ellas agónica contra el Real Zaragoza, rival directo en la lucha por evitar el descenso. Así, Voro se convirtió en el entrenador con el mejor porcentaje de victorias de la historia del club. Además, volvió a darles minutos a Albelda, Angulo y Cañizares. El portero decidió retirarse nada más concluir la temporada, Angulo se marchó al año siguiente, en 2009 al Sporting de Portugal para retirarse un año después y Albelda aún pudo continuar hasta 2013, momento en el que se retiró.

El Valencia finalmente se salvó gracias a esas victorias conseguidas por el equipo de Voro en una temporada extraña, en la que el equipo estuvo mal dirigido desde el principio en todos los estamentos y que tendría consecuencias graves para el futuro económico y deportivo del club.

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